La carrera de México fue un desastre para Fernando Alonso por culpa de una avería en el motor eléctrico, pero no voy a incidir más en los problemas de fiabilidad del motor Honda porque eso algo que los japoneses solo podrán solucionar una vez terminada la temporada. Seguir criticando a Honda, que se lo merece, ya empieza a ser cansino.
Sí voy a hacer referencia, en cambio, al fiasco de Ferrari en Hermanos Rodríguez porque la escudería italiana completó el domingo su peor carrera en casi una década. Concretamente desde el GP de Australia de 2006, cuando se produjo el último doble abandono de los monoplazas rojos.
Lo curioso del caso es que los abandonos de Kimi Raikkonen y Sebastian Vettel no fueron por culpa de averías ni de problemas mecánicos, sino por errores de pilotaje. Pocas veces hemos visto a dos compañeros de equipo competir en una carrera por ver cuál de los dos lo hace peor.
Es normal que la pareja de Ferrari figure en casi todos los rankings elaborados por prensa especializada con la peor nota del GP de México. Personalmente, comparto esa opinión, aunque no tengo claro quién fue peor de los dos. Por eso he elaborado esta encuesta en Twitter donde podéis votar:
Quién fue el peor piloto en el GP de México?
— Bravo Fernando (@BravoFernandoF1) noviembre 2, 2015
Hay que decir, no obstante, que Vettel ha asumido toda la responsabilidad en un gesto que le honra. Tras el accidente que le costó la carrera, el alemán admitió por radio su fallo en una conversación con el equipo:
Vettel: “Ok, he tenido un accidente. Lo siento. Yo estoy bien”
Ferrari: “Ok, no hay problema”
Vettel: “Sí hay problema. Hoy he hecho una mierda de trabajo”
A Raikkonen, en cambio, le costó algo más asumir el fiasco y echó algún balón fuera, concretamente hacia su compatriota Valtteri Bottas, con el que se tocó antes de quedar fuera de combate:
“Algunos dirán que fue su culpa y otros dirán que fue mía. Buscar culpables no ayuda a nadie. Esto son carreras y no hay más. Quizás él se encuentre mejor ahora después de lo que pasó en Rusia”
PD. Está claro que un mal día lo tiene cualquiera…